Según informó la Agencia de Noticias Hawzah, el Ayatolá Yavadi Amoli, en un texto titulado “El doloroso alimento de los especuladores y corruptos económicos en la otra vida”, explicó:
El Sagrado Corán dice que hay quienes solo comerán espinas. En un versículo los compara con los animales, y en otro especifica incluso su “régimen alimenticio”. Todo esto está en el Libro Divino.
Dios dice: «No son más que como el ganado, incluso más extraviados aún» (Corán 7:179). Es decir, hay quienes son más bajos que los animales. Y a los animales, claro está, no se les da manzanas ni peras; su alimento es la hierba espinosa del desierto.
En otro versículo se menciona: «No tendrán alimento sino de zarza ardiente» (Corán 88:6), porque en la vida terrenal no hicieron otra cosa que “clavar espinas” a los demás: acapararon, especularon, dañaron. La palabra “dharî‘” significa precisamente espina del desierto.
Algunos animales desérticos, como los camellos en el Hiyaz, comen espinas y se sacian; pero este acaparador o especulador, ¿acaso se sacia alguna vez? No: siempre permanece hambriento, obligado a comer esas espinas sin encontrar jamás saciedad.
El Corán continúa: «No les nutrirá ni les quitará el hambre» (Corán 88:7).
No es como en este mundo, donde una persona, tras comer una vez, puede pasar varias horas sin hambre. Aquellos que en esta vida “clavaron espinas” solo se alimentarán de espinas, eternamente, y nunca quedarán satisfechos.
Extracto del sermón del viernes 18 de marzo de 1993
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